Se hace infancia la lluvia mansamente
trás el cristal de las tardes en casa.
Angelina Lamelas
Son frecuentes las tardes de lluvia en la ciudad que vivo, pero no son días tristes .Siempre me han gustado las nubes,esas formas algodonosas que simulan peluches flotando en el aire y que tantas tardes infantiles estimularon mi imaginación, y tambien las gotas de agua que caen en el cristal y lo golpean suvemente como pidiendo permiso para entrar. Me gusta ver caminar la gente debajo de los paraguas más junta que nunca, más complice, compartiendo techo y calor.Pero lo que más me gusta de estos días de lluvia es ver a los niños con sus botas de agua,recien estrenadas, saltando sobre los charcos. La expresión de sus caras es algo fascinante y contemplarlas no tiene precio. Las de sus padres, muchas veces, tampoco.
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